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miércoles, 10 de enero de 2018

La Ratita Coqueta

En un bonito pueblo había una casa que tenía fama por ser la más limpia y reluciente. En ella, vivía una simpática ratita que era muy, pero que muy coqueta. Un día, mientras barría la puerta de su casa se encontraba muy cansada, ya le faltaba solo un pedacito para terminar y lo dejó, se fue a echar a la cama y luego Pensó: "solo me falta un poco y terminaré"  agarra fuerzas y decide terminar su trabajo y mientras lo hacía la ratita vio algo en el suelo:

-¡Qué suerte, si es una moneda de oro! Me compraré una cinta de seda para hacerme un lazo, así me veré más bonita. Entonces se fue al mercado del pueblo y se compró el lazo más bonito. La ratita estaba feliz se puso a limpiar las gradas de la calle cantando, pero sobre todo lo hacía para que todos la vieran.

En eso paso por ahí un burro y le dijo:– Buenos días, Ratita. Todos los días paso por aquí, pero nunca me había fijado en lo linda que estas.
– Gracias, señor Burro dijo la Ratita poniendo voz muy coqueta.
– Dime, Ratita, ¿te quieres casar conmigo?
– Tal vez – respondió la ratita -. ¿Qué cosas me dirás por las noches?
El burro soltando su mejor rebuzno le dijo: te diré ¡Hiooo, hiooo
Y la Ratita contestó:
-¡Contigo no me puedo casar, porque con ese ruido me asustarás¡
Se fue el Burro bastante disgustado, cuando, al pasar, dijo el señor Perro:
-¿Cómo es que hasta hoy no me había dado cuenta de que eres super bonita?. Dime, Ratita ¿te quieres casar conmigo?
– Tal vez, pero antes dime: ¿Qué cosas me dirás por las noches?
- Te diré: ¡Guauuu, guauuu!
-¡Contigo no me puedo casar, porque con ese ruido me asustarás!
Mientras, un Ratoncito que vivía cerca de su casa y que estaba enamorado de ella veía lo que pasaba. Se acercó y dijo:
Buenos días, vecina!
-¡Ah!, eres tú! dijo sin hacerle caso.
-Todos los días estás preciosa, Pero hoy más.
-Eso me dices todos los días, pero no puedo hablar contigo porque estoy muy ocupada.
Después de un rato pasó el señor Gato y dijo:
-Buenos días, Ratita, ¿sabes que eres la joven más bonita de todas? ¿Te quieres casar conmigo?
-Tal vez dijo la Ratita-, pero ¿cómo harás por las noches?
-¡Te diré que eres la única y en tu oreja te susurraré muy tiernamante: miauuu, miauu.
-¡Contigo me quiero casar, pues con ese maullido me acariciarás!
Entonces la ratita le dijo al gato -pasa gatito a mi casa te voy a preparar una deliciosa cena- y mientras cocinaba la ratita le dijo gatito -puedes poner la mesa para que cenemos- Y cuando la ratita trajo la comida la mesa le preguntó al gato -que raro porque has puesto en la mesa solamente un plato, un tenedor y un cuchillo? 
– ¡La comida eres tú! dijo el Gato, y enseñó sus colmillos.
Cuando iba a comerse a la Ratita, apareció el Ratoncito, que, como no se fiaba del Gato, estaba en la puerta escuchando todo, cogió un palo de la fogata y se lo puso en la cola para que saliera corriendo.

-Ratita, Ratita, estas bien? – le dijo el Ratoncito muy nervioso. -Si- le respondió.  Ratita yo te quiero mucho ¿Te quieres casar conmigo?

– Tal vez, pero ¿Qué cosas me dirás por las noches?

– Por las noches te diré que nunca estarás sola y te protegeré.
Entonces, contigo me quiero casar.
Poco después se casaron y fueron muy felices.

Moraleja


1. No hay que tomar decisiones importantes en la vida de manera rápida y precipitada.

2. No hay que fiarse únicamente de la apariencia exterior de las personas. No hay que valorar demasiado lo que está en la superficie.

3. Para la ratita lo más importante era hacer crecer su belleza con objetos que va comprando, pero que no le sirve para enriquecer su espíritu y su interior. Su objetivo era realzar su físico y salir rápidamente a la calle para exhibirse. Podemos deducir que para ella la belleza es su mayor valor personal. Se debe hacer hincapié en la importancia de los valores personales.
4. El trabajo duro trae sus frutos, el limpiar, barrer, lavar siempre es positivo.

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