Un árabe estaba realizando un viaje largo a través del desierto. Durante el día el calor puede ser ardiente pero de noche puede ponerse muy frío.
En una noche especialmente fría, el árabe se encontraba en su agradable tienda calientita en la que algunas brasas mantenían tibio el ambiente. Cuando se dispuso a dormir, advirtió que la trompa de su camello se estaba metiendo en la tienda, se dio cuenta de que a su camello le hacía frío.
—Camello, le dijo: ¿Por qué está tu trompa en mi tienda?
'—Ah, amo: respondió: Hace tanto frío ahí afuera, y si mi naricita se calentara entonces podría dormir bien. Además el aire frio no me deja respirar, teniendo mi trompa dentro de su carpa, respiro aire calentito por lo menos mis mocos no se congelan.
El árabe lo pensó y le permitió que dejara dentro su trompa. Un poco más tarde el hombre se despertó y vio que el camello ahora tenía metida toda la cabeza en la tienda.
—¿Que estás haciendo camello? Me dijiste que solo querías que tu trompa estuviera dentro de la tienda”.
—Ah, amo, no sabes el frío tan fuerte que hace aquí afuera y si mi cabeza está dentro de la tienda, descansaré mejor y llegaremos más rápido a nuestro destino”.
El árabe aceptó, pero al rato se encuentra que el camello metió sus patas más.
—!Camello¡, !tus patas están dentro¡
—Es que cuando hace frio lo primero que se congelan son las patas y si se congelan me las pueden amputar y después como vas a viajar?, las patas son mi herramienta de trabajo.
Después de pensarlo bien, el árabe estuvo de acuerdo y se volvió a dormir. Nuevamente se despertó, esta vez para ver que el camello tenía la cabeza, el cuello y otras dos patas dentro de la tienda.
—Camello, esto es demasiado. Debes detenerte.
—Ah, amo, ahora me siento realmente cómodo. Puedo dormir toda la noche. No es muy grande mi cuello, no ocupa mucho espacio.
—Muy bien, dijo el árabe: Pero esta es la última cosa que te permito.
Más tarde en la noche el árabe se despierta y ve que la tienda ahora estaba llena con todo el cuerpo del camello dentro de la misma y el árabe tenía poco espacio.
—!Camello! Gritó. ¿Qué estás haciendo?
El camello responde:
¡Vete de mi tienda, árabe estúpido!
La mayoría de nosotros estamos conscientes de que ciertas situaciones, hábitos o personas pueden ser una amenaza para nuestra salud física, para nuestra salud mental o para nuestra salud moral. Se infiltran en nuestras vidas. Se cuelan para engañarnos.
Recuerda que una desgracia puede comenzar como un inocente juego. Aunque la curiosidad te impulse a descubrir sensaciones peligrosas, a hacer dinero fácil o te induzca a aprender malos hábitos con la droga o el alcohol.
Y hay mucho chicos, que te ofrecen la trompita, y ustedes les dicen: !hay no¡, que asco, —ya pues solo un besito, —bueno, solo un besito, luego van a meter su mano te van a agarrar y luego van a meter su, bueno ya saben, que te van a decir? Ahora eres mía, y te celan y te controlan.
Todos en nuestra vida tenemos camellos, pero a veces no los vemos hasta que es muy tarde, cuáles son tus camellos? La pereza? Esos: "Solo 5 minutitos más" . Luego llegas tarde al trabajo y te genera conflictos e incluso perder tu fuente de dinero. La televisión? "Acaba ese programa y la apago la tele" Terminas trasnochando levantándote cansado, sin ganas y con ojeras.
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