En un antiguo pueblo de Francia estaba un hombre pordiosero que pedía limosna todos los días, y como no hacía nada tenía mucho tiempo para pensar y estaba lamentándose de su suerte y de pronto ve a lo lejos una carroza, y pensaba: como quisiera que esa carrosa que viene allá, sea la carroza del rey y que doble por aquí y que se para a mi lado y que vea mi cara de pobre y que me regale una bolsa de oro así me hago rico, se imagina el mendigo, para buena suerte de este pobre era la carroza del rey y justo dobló por ahí y justo se paró a lado del pordiosero, entonces el rey se bajo de la carroza y lo vio al pobre hombre, entonces el mendigo pensó: “mi sueño hecho realidad, hoy me va a dar una bolsa de oro”.
Y entonces el mendigo coloca su más grande cara de pobre y miserable para que lo vea el rey, entonces el rey lo ve, le llama la atención y se acerca al mendigo y él se agacha, se arrodilla ante el mendigo, extiende su mano y le pide limosna al pobre y el mendigo se queda con la boca abierta pensando: el rey me está pidiendo limosna a mí? No es posible, y sorprendido y desconcertado, mete la mano a su bolsa de monedas y comienza a hurgar, haciendo que? Buscando la moneda más chiquita, se la da al rey, el rey la guarda se sube a su carroza y se va, el mendigo se queda furioso, “era mi oportunidad”, "maldito rey tacaño" agarra sus cosas las tira, tira su bolsita de monedas se caen al piso y justo la misma que le dio al rey estaba ahí, pero estaba convertida en oro, si le hubiera entregado toda la bolsa, toda la bolsa sería de oro, pues lo que le ofrezcas a la vida, la vida te paga.
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