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miércoles, 24 de enero de 2018

El viaje del Peregrino


Hubo una vez un anciano peregrino que recorría su largo camino hacia las montañas del Himalaya en lo más crudo del invierno, para llegar hasta a un monasterio ubicado en lo más alto de los picos nevados. De pronto, empezó a caer una gran tormenta de nieve que duró días.
Cuando al fin el anciano peregrino pudo llegar hasta el monasterio, un posadero le preguntó: “¿Cómo has conseguido llegar hasta aquí con este clima infernal buen hombre?” Y el anciano respondió alegremente: “Mi corazón llegó primero, y al resto de mi cuerpo le ha sido más fácil seguirle”.

jueves, 11 de enero de 2018

El Águila el Cuervo y el Cazador


Había una vez un cazador que dedice ir al bosque a cazar águilas, no para comerlas ni para hacer sopa, sino para venderlas como mascotas, las cazaba, les cortaba las alas y las vendía en una jaula como hacen con los loros.
Llegó al lugar donde habitan las águilas, un cerro muy alto, cuando de repente ve a un águila en plena acción, estaba cazando, y se lanza a toda velocidad desde los cielos, atrapando con sus enormes garras a una oveja y se la lleva hasta la punta de los cerros y se la come. 
El cazador observó que justo había ahí un cuervo queriendo imitar lo que hacía el águila, el cuervo voló desde lo alto y se lanzó hacia la oveja, con tanta mala suerte que sus garras del cuervo se enredaron en la lana de la oveja y no podía soltarse, el cazador se acerca y lo atrapa diciendo: -bueno, no pude cazar un águila pero me llevaré este pájaro, algo puedo ganar con él, aunque sea se lo puedo dar a mis hijos para que jueguen con el cómo juguete, agarra la tijera, le corta la punta de las alas para que no vuele.
Y así hizo el cazador llegó a su aldea y se les dio de regalo a sus hijos, y uno de sus hijos le dice: “así que estas son las famosas águilas, gracias papi, no sabía que eran negras”,
—No hijo esa ave es un cuervo, pero se cree águila, así que hijo tu nunca seas algo que no eres. 

Moraleja

Cada uno de ustedes tiene una habilidad, es muy bueno en hacer algo.  Y eso que saben hacer no lo puede hacer nadie más como ustedes. Y esa habilidad que tienen sirve para algo, entonces dedíquense a hacer lo que saben con su sello personal.

El Verdadero Valor del Anillo


Un joven concurrió a un sabio en busca de ayuda.
Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar maestro? ¿Qué puedo hacer para ser alguien importante?
El maestro, sin mirarlo, le dijo:
– ¡Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mis propios problemas. Quizás después… Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar. -Esta bien dijo el joven pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas. 
Bien, asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho agregó: Toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo para pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.
El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo.
En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, así que rechazó la oferta.
Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado (más de cien personas) salió abatido por su fracaso, montó su caballo y regresó.
¡Cuánto hubiese deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro! Podría habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y su ayuda.
Maestro -dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir 2 ó 3 monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.
– ¡Qué importante lo que dijiste, joven amigo! -contestó sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo?. Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.
El joven volvió a cabalgar, llegó hasta el pueblo. El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo:
Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
– ¿¿¿¿58 monedas???? -exclamó el joven. 
– Sí, -replicó el joyero-. Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé… Si la venta es urgente…
El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.
Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-. Tú eres como este anillo: una joya única y valiosa. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?
Las personas no saben lo mucho que vales y te van a tratar como si no valieras nada, van a decir que no sirves, porque la gente no sabe, las personas no te conocen.

La Casa Abandonada


Había una vez un perrito vagabundo que caminaba por las calles y en ese momento comienza a llover, el perrito desesperado se pone a buscar un refugio y encuentra uno en una casa abandonada a donde entra por un agujero. El perrito comienza a ver qué lugar estaba vacío oscuro silencioso y comienza a explorar, sube al segundo piso, cuando derrepente entra a una habitación y ahí encuentra otro perro y este le comienza a gruñir y a ladrar y para evitarse problemas sale corriendo de esa casa abandonada diciendo: - que lugar tan feo, nunca más vendré por aquí.
Esa misma noche otro perro también refugiandose de la lluvia entra a la casa abandonada sube por las gradas al segundo piso entra a la misma habitación y encuentra un perrito bonito sonriente y cariñoso que le bate la cola. Termina la lluvia y este perrito se va de la casa diciendo: que lugar más agradable,  voy a venir más seguido. Afuera de la casa abandonada decía: "La casa de los espejos".

Moraleja 

Muchas veces la cara que nos da la vida, termina siendo un reflejo de la cara que nosotros ponemos.

El Chivo y la Zorra en el Pozo


Hubo una vez una zorra que buscando comida cayó en un profundo pozo, viéndose obligada a quedar adentro por no poder alcanzar la orilla.
—Voy a morir en este pozo, nadie sabe que estoy aquí, decía la zorra.
Llegó más tarde al mismo pozo un chivo sediento, y viendo a la zorra le preguntó si el agua era buena. Ella, ocultando su verdadero problema, se deshizo en elogios para el agua, afirmando que era excelente, e invitó al chivo a descender y probarla donde ella estaba.
Sin más pensarlo saltó el chivo al pozo, y después de saciar su sed dijo: Si realmente muy rica el agua era justo lo que me hacía falta, pero ¿cómo haremos para salir de aqui?
Dijo entonces la zorra:
—Muy fácil, apoya tus patas delanteras contra la pared y alza bien arriba tus cuernos; luego yo subiré por tu cuerpo y una vez afuera, tiraré de ti.
Le creyó el chivo y así lo hizo con buen gusto, y la zorra trepando hábilmente por la espalda y los cuernos de su compañero, alcanzó a salir del pozo, luego dijo:
— chau chivito.
alejándose de la orilla al instante, sin cumplir con lo prometido.
Cuando el chivo le reclamó la violación de su convenio, se volvió la zorra y le dijo:
—¡Oye socio, si tuvieras tanta inteligencia como pelos en tu barba, no hubieras bajado sin pensar antes de cómo salir después!.

Moraleja 

Piensen dos veces antes de hacer las cosas, no te dejes seducir por lo primero que veas o escuches, van a sonar lindas al primer vistazo, ahora piénsenlo por segunda vez.

miércoles, 10 de enero de 2018

El Árabe y su Camello

Un árabe estaba realizando un viaje largo a través del desierto. Durante el día el calor puede ser ardiente pero de noche puede ponerse muy frío. 
En una noche especialmente fría, el árabe se encontraba en su agradable tienda calientita en la que algunas brasas mantenían tibio el ambiente. Cuando se dispuso a dormir, advirtió que la trompa de su camello se estaba metiendo en la tienda, se dio cuenta de que a su camello le hacía frío. 
—Camello, le dijo: ¿Por qué está tu trompa en mi tienda?
'—Ah, amo: respondió: Hace tanto frío ahí afuera, y si mi naricita se calentara entonces podría dormir bien. Además el aire frio no me deja respirar, teniendo mi trompa dentro de su carpa, respiro aire calentito por lo menos mis mocos no se congelan.
El árabe lo pensó y le permitió que dejara dentro su trompa.  Un poco más tarde el hombre se despertó y vio que el camello ahora tenía metida toda la cabeza en la tienda. 
—¿Que estás haciendo camello? Me dijiste que solo querías que tu trompa estuviera dentro de la tienda”.
—Ah, amo, no sabes el frío tan fuerte que hace aquí afuera y si mi cabeza está dentro de la tienda, descansaré mejor y llegaremos más rápido a nuestro destino”.
El árabe aceptó, pero al rato se encuentra que el camello metió sus patas más.
—!Camello¡, !tus patas están dentro¡
—Es que cuando hace frio lo primero que se congelan son las patas y si se congelan me las pueden amputar y después como vas a viajar?,  las patas son mi herramienta de trabajo.
Después de pensarlo bien, el árabe estuvo de acuerdo y se volvió a dormir.  Nuevamente se despertó, esta vez para ver que el camello tenía la cabeza, el cuello y otras dos patas dentro de la tienda.
—Camello, esto es demasiado. Debes detenerte.
—Ah, amo, ahora me siento realmente cómodo. Puedo dormir toda la noche. No es muy grande mi cuello, no ocupa mucho espacio.
—Muy bien, dijo el árabe: Pero esta es la última cosa que te permito. 
Más tarde en la noche el árabe se despierta y ve que la tienda ahora estaba llena con todo el cuerpo del camello dentro de la misma y el árabe tenía poco espacio.
—!Camello! Gritó. ¿Qué estás haciendo?
El camello responde:
¡Vete de mi tienda, árabe estúpido! 

Moraleja

La mayoría de nosotros estamos conscientes de que ciertas situaciones, hábitos o personas pueden ser una  amenaza para nuestra salud física, para nuestra salud mental o para nuestra salud moral. Se infiltran en nuestras vidas. Se cuelan para engañarnos.
Recuerda que una desgracia puede comenzar como un inocente juego. Aunque la curiosidad te impulse a descubrir sensaciones peligrosas, a hacer dinero fácil o te induzca a aprender malos hábitos con la droga o el alcohol.
Y hay mucho chicos, que te ofrecen la trompita, y ustedes les dicen: !hay no¡, que asco, —ya pues solo un besito, —bueno, solo un besito, luego van a meter su mano te van a agarrar y luego van a meter su, bueno ya saben, que te van a decir? Ahora eres míay te celan y te controlan.
Todos en nuestra vida tenemos camellos, pero a veces no los vemos hasta que es muy tarde, cuáles son tus camellos? La pereza? Esos: "Solo 5 minutitos más" . Luego llegas tarde al trabajo y te genera conflictos e incluso perder tu fuente de dinero. La televisión? "Acaba ese programa y la apago la tele" Terminas trasnochando levantándote cansado, sin ganas y con ojeras.

Los dos Halcones

Hubo un rey que recibió como obsequio dos pichones de halcón y los entregó a un experto para que los entrenara. Pasados unos meses, el instructor le dijo aj rey que uno de los halcones estaba muy bien educado, pero que no sabía qué le sucedía al otro: no se había movido de la rama desde el día de su llegada al palacio, e incluso había que llevarle el alimento hasta allí.
El rey mandó llamar a curanderos y sanadores de todo tipo, pero nadie pudo hacer volar al ave. Encargó entonces la misión a miembros de la corte, pero nada sucedió; por la ventana de sus habitaciones, el monarca veía que el pájaro continuaba inmóvil. Publicó entonces la solicitud de ayuda a pueblos cercanos, y a la mañana siguiente vio al halcón volar ágilmente por los jardines.
-Traigan al autor de ese milagro- dijo. En seguida le presentaron a un campesino. -¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo lograste? ¿Eres mago, acaso? El hombre respondió: -No fue difícil, Su Alteza: sólo corté la rama. El pájaro se dio cuenta de que tenía alas y se lanzó a volar.

Moraleja

Hay personas que son conscientes de que pueden lograr grandes cosas, pero la costumbre y la rutina les tienen prisioneros. A veces un empujoncito es necesario. 

El Eco


Un padre y su hijo estaban caminando en las montañas. De repente, el hijo se cayó, lastimándose, y grito de dolor: ¡Aaaaaayyyy!
Para su sorpresa, oyó una voz que repetía, en algún lugar de la montaña: ¡Aaaaaayyyy!  Con curiosidad, el niño gritó: ¿Quién está ahí? Y recibió esta respuesta: -¿Quién está ahí?  Enojado, gritó: -¡Sonso! Y escuchó que le respondían: ¡Sonso! El niño miró al padre y le dice:  ¿Papi?,mirá lo que me dice.
El hombre, sonriendo, le dijo: Hijo mío, presta atención  -Y gritó hacia la montaña: ¡Te admiro!  Y la voz le respondió: -¡Te admiro! De nuevo, el hombre gritó: -¡Eres un campeón! Y la voz le respondió: -¡Eres un campeón! El niño estaba asombrado, pero no entendía nada. Entonces el padre le explicó: -La gente lo llama eco, pero en realidad es la vida. Te devuelve todo lo que dices o haces.

Moraleja 

Nuestra vida es un reflejo de nuestras acciones. Si desea más amor en el mundo, ella nos da de regreso exactamente lo que le hemos dado. Nuestra vida no es una coincidencia, sino un reflejo de nosotros mismos.

Hasta Mañana


La mamá y el papá estaban mirando la televisión, cuando ella dijo:
Estoy cansada; es tarde y me voy a la cama.
Entonces fue a la cocina a preparar los sándwiches que sus hijos iban a llevar al kínder la mañana siguiente. Sacó la carne del congelador para la cena del otro día; verificó si quedaban suficientes cereales, llenó la azucarera, puso las cucharitas y los platos del desayuno en la mesa y dejó lista la cafetera. Enseguida puso la ropa húmeda en la secadora, la ropa sucia en la lavadora, planchó una camisa y cosió un botón; recogió los juguetes, puso a cargar el teléfono y guardó la guía telefónica. Regó las plantas, ató la bolsa de basura y tendió una toalla. Bostezó y se estiró y se fue al dormitorio.
Se detuvo un momento para escribir una nota a la maestra, contó el dinero para la excursión de uno de sus hijos y recogió un libro que estaba debajo de la silla. Firmó una tarjeta de felicitación para un amigo y puso la dirección en el sobre, escribió una nota para el mensajero y colocó todo junto a su bolso. A continuación, la mujer se lavó la cara con las toallitas, se puso crema antiarrugas, se lavó los dientes y las manos. Desde el cuarto, el papá gritó:
—Porque haces tanto ruido? No que te estabas te estabas yendo a la cama?
—¡Ya voy! —dijo ella.
Puso un poco de agua en el bebedero del perro y sacó el gato al balcón, regó las plantas de la sala, cerró la puerta con llave y apagó la luz de la entrada. Dio una ojeada a los niños, les apagó las luces y la televisión y por un momento rezó por ellos, recogió una camiseta, tiró los calcetines a la cesta de ropa y habló con el mayor que estaba todavía haciendo los deberes. Al llegar a su habitación puso el despertador, preparó la ropa para el día siguiente, y ordenó minuciosamente el zapatero. Luego añadió cuatro puntos más a la lista de las cosas urgentes.
En ese momento, el papá apagó la televisión y anunció:
Me voy a la cama.
Luego, apagó la luz y se durmió profundamente.

Huevos con Jamón


Dice que Había una vez un granjero que iba rumbo a su granja cuando a un costado de la calle observa a un niño que estaba botado en el suelo, desnutrido y apunto de morir, continúa caminando y llega hasta su granja.
Y les cuenta la historia a sus animales y les dice: 
—Compañeros, afuera hay un niño que se está muriendo de hambre desnutrido y hambriento ¿que hacemos? Los animales se miraban las caras nadie dice nada hasta que la gallina muy valientemente evanta la mano y dice: 
-—Jefe, qué tal si a ese niño que está afuera le alimentamos con unos huevitos con un poquito de jamón.
Y mientras la gallina decía estas palabras el chancho escuchaba y pensaba, escuchaba y no se daba cuenta, hasta que reacciona y dice:
—Muy bien le demos a ese niño huevitos con jamón.
El chancho sabía muy bien que para darle jamón a ese niño al chancho había que sacrificarlo mientras que la gallina iba a poner sus huevitos e iba a  seguir por ahí feliz de la vida cacareando y cantando.

Moraleja

La gallina estaba solamente involucrada con el problema, en cambio el chancho estaba comprometido con el problema, porque iba a dar la vida por ese niño.
Es la gran diferencia entre comprometerse y solo involucrarse. 

La Piscina de los Cocodrilos


Dice que había un vez un empresario multimillonario que estaba dando una fiesta porque estaba inaugurando un nuevo edificio que construyó y era tan rico que tenía de mascotas a docenas de cocodrilos en su piscina.
Y en toda su soberbia el tipo dice:
goog_1480426769—Este es el noveno edificio que inauguro y para que  vean lo mucho que los quiero y lo rico que soy, voy a regalar el apartamento que ustedes quieran, a aquella persona que cruce nadando mi piscina en medio de mis cocodrilos. Quiero recordarles que hace un mes que no comen y deben estar muy hambrientos. 
Todos se miraban sorprendidos, en eso, un tipo salta y comienza a nadar desesperadamente, los cocodrilos van hacia él, el hombre lucha con los cocodrilos y quien sabe cómo logra pasar la piscina con las ropas desgarradas, todo arañado, lleno de sangre, pero por suerte con todos los miembros completos. 
—He aquí a nuestro hombre valiente, díganos que apartamento se elige, el hombre responde: —no, yo soy un hombre más de montaña y de aire puro, no quiero un apartamento, 
—Entonces que quiere?
 —yo solo quiero localizar !al imbécil que me ha empujado a la piscina! 

Moraleja:

Los retos en la vida generalmente llegan con un obstáculo y con una oportunidad, la vida esta llena de cocodrilos que tratarán de impedir que llegues a tus metas, las cuales tienes que enfrentarlas con valentía. Si dudar porque el dicho dice que en la duda está el riesgo. 

Sabia Naturaleza


Dice que una vez un hombre  iba paseando por el bosque, apreciando la belleza de las plantas y la vida salvaje, cuando de repente vio en el piso un capullo de una mariposa, normalmente los capullos se encuentran en las ramas de los árboles o en hojas verdes, para que cuando la mariposa salga se alimente de la savia de la planta.
Sabiendo esto el buen hombre puso el capullo en una rama y la amarró para que esté junto a los otros capullos, y como le encantaba la naturaleza, el hombre se quedó ahí a observar como la mariposa nacía del capullo.
Estuvo durante horas y vio que el capullo comenzaba a moverse y la mariposa en la punta del capullo había hecho un pequeño huequito, por el que intentaba salir pero le costaba mucho, el hombre  vió que la mariposa luchaba duramente por poder salir del capullo y no podía, porque la mariposa era muy grande y el orificio era muy pequeño, hasta que llegó un momento en el que la mariposa pareció haber dejado de forcejear, pues aparentemente no progresaba en su intento. Pareció que se había atascado.
Entonces el hombre, en su bondad, decidió ayudar a la mariposa y con una pequeña tijera cortó al lado del orificio del capullo para hacerlo más grande, y así fue que por fin la mariposa pudo salir.
El hombre estaba contento porque pudo ayudar en la metamorfosis de la mariposa. Sin embargo la mariposa tenía el cuerpo muy hinchado y unas alas bien dobladas. El hombre continuó observando, pues esperaba que en cualquier instante las alas se desdoblarían y crecerían lo suficiente para soportar el cuerpo.
Ninguna de las dos situaciones sucedieron y la mariposa solamente podía arrastrarse en círculos con su cuerpecito hinchado y sus alas dobladas y no pudo volar.
Nunca pudo llegar a volar…. Lo que el hombre en su bondad no entendió, fue que la agujero chiquitito del capullo, y la dura lucha de la mariposa para salir, era la forma en que la naturaleza alisaba las alas y quitaba todos los líquidos del cuerpo de la mariposa, para que esté más seca y liviana para volar, de esa manera las alas se secan más rápido y al contacto con el aire se vuelven duras y puede volar.

Moraleja

La libertad y el volar solamente podrán llegar luego de la lucha. Y si no encontráramos obstáculos no podríamos crecer y ser tan fuertes como podemos llegar a ser, el camino fácil trae consecuencias negativas.

La Ratita Coqueta

En un bonito pueblo había una casa que tenía fama por ser la más limpia y reluciente. En ella, vivía una simpática ratita que era muy, pero que muy coqueta. Un día, mientras barría la puerta de su casa se encontraba muy cansada, ya le faltaba solo un pedacito para terminar y lo dejó, se fue a echar a la cama y luego Pensó: "solo me falta un poco y terminaré"  agarra fuerzas y decide terminar su trabajo y mientras lo hacía la ratita vio algo en el suelo:

-¡Qué suerte, si es una moneda de oro! Me compraré una cinta de seda para hacerme un lazo, así me veré más bonita. Entonces se fue al mercado del pueblo y se compró el lazo más bonito. La ratita estaba feliz se puso a limpiar las gradas de la calle cantando, pero sobre todo lo hacía para que todos la vieran.

En eso paso por ahí un burro y le dijo:– Buenos días, Ratita. Todos los días paso por aquí, pero nunca me había fijado en lo linda que estas.
– Gracias, señor Burro dijo la Ratita poniendo voz muy coqueta.
– Dime, Ratita, ¿te quieres casar conmigo?
– Tal vez – respondió la ratita -. ¿Qué cosas me dirás por las noches?
El burro soltando su mejor rebuzno le dijo: te diré ¡Hiooo, hiooo
Y la Ratita contestó:
-¡Contigo no me puedo casar, porque con ese ruido me asustarás¡
Se fue el Burro bastante disgustado, cuando, al pasar, dijo el señor Perro:
-¿Cómo es que hasta hoy no me había dado cuenta de que eres super bonita?. Dime, Ratita ¿te quieres casar conmigo?
– Tal vez, pero antes dime: ¿Qué cosas me dirás por las noches?
- Te diré: ¡Guauuu, guauuu!
-¡Contigo no me puedo casar, porque con ese ruido me asustarás!
Mientras, un Ratoncito que vivía cerca de su casa y que estaba enamorado de ella veía lo que pasaba. Se acercó y dijo:
Buenos días, vecina!
-¡Ah!, eres tú! dijo sin hacerle caso.
-Todos los días estás preciosa, Pero hoy más.
-Eso me dices todos los días, pero no puedo hablar contigo porque estoy muy ocupada.
Después de un rato pasó el señor Gato y dijo:
-Buenos días, Ratita, ¿sabes que eres la joven más bonita de todas? ¿Te quieres casar conmigo?
-Tal vez dijo la Ratita-, pero ¿cómo harás por las noches?
-¡Te diré que eres la única y en tu oreja te susurraré muy tiernamante: miauuu, miauu.
-¡Contigo me quiero casar, pues con ese maullido me acariciarás!
Entonces la ratita le dijo al gato -pasa gatito a mi casa te voy a preparar una deliciosa cena- y mientras cocinaba la ratita le dijo gatito -puedes poner la mesa para que cenemos- Y cuando la ratita trajo la comida la mesa le preguntó al gato -que raro porque has puesto en la mesa solamente un plato, un tenedor y un cuchillo? 
– ¡La comida eres tú! dijo el Gato, y enseñó sus colmillos.
Cuando iba a comerse a la Ratita, apareció el Ratoncito, que, como no se fiaba del Gato, estaba en la puerta escuchando todo, cogió un palo de la fogata y se lo puso en la cola para que saliera corriendo.

-Ratita, Ratita, estas bien? – le dijo el Ratoncito muy nervioso. -Si- le respondió.  Ratita yo te quiero mucho ¿Te quieres casar conmigo?

– Tal vez, pero ¿Qué cosas me dirás por las noches?

– Por las noches te diré que nunca estarás sola y te protegeré.
Entonces, contigo me quiero casar.
Poco después se casaron y fueron muy felices.

Moraleja


1. No hay que tomar decisiones importantes en la vida de manera rápida y precipitada.

2. No hay que fiarse únicamente de la apariencia exterior de las personas. No hay que valorar demasiado lo que está en la superficie.

3. Para la ratita lo más importante era hacer crecer su belleza con objetos que va comprando, pero que no le sirve para enriquecer su espíritu y su interior. Su objetivo era realzar su físico y salir rápidamente a la calle para exhibirse. Podemos deducir que para ella la belleza es su mayor valor personal. Se debe hacer hincapié en la importancia de los valores personales.
4. El trabajo duro trae sus frutos, el limpiar, barrer, lavar siempre es positivo.

martes, 9 de enero de 2018

La Historia de los Clavos

Dice que había una vez un niño de 9 años que tenía un humor terrible era malcriado, no hacía la tarea, robaba, mentía, pateaba y el papá realmente no sabía qué hacer con él Hasta que un día va a la iglesia y le pide consejo al cura, este le dice que compre una bolsa de clavos. 
—Lo crucificaré? Dijo el papá, no hijo mío, solo le enseñarás una lección. Entonces el papá fue a la ferretería compró, los clavos compró un martillo y llamó a su hijo.
Y le dijo" Mira hijo vos realmente eres inaguantable, no limpias, no haces las tareas, mientes y te peleas con tus vecinos,  mirá, cada vez que te portes mal Vas a clavar un clavo en la puerta de tu cuarto aquí tienes la bolsa aquí tienes el martillo. 
—Bueno, dice el niño con cierto desgano.
Al día siguiente el niño va con el papá y le dice: papá ayer clave 187 clavos Osea que se había portado mal 187 veces, el papá lo miró sorprendido y triste, y le dijo: Bueno ni modo. Pasaron dos días y el niño va con el papá y le dice: papá ayer clave 95 clavos, pasaron cuatro días y el niño le dice: papá papá ayer clave 50 clavos. Y fueron pasando los días hasta que llegó el día en el que el niño va corriendo con el papá y le dice: Papi te cuento ayer no clave ningún clavo. Osea que todo el día se había portado bien y papá contento le dice: muy bien hijo Te felicito mira ahora cada vez que te portes bien, cada vez que hagas caso que hagas la tarea, qué tiendas tu cama, vas a sacar un clavo de la puerta de tu cuarto. 
—Buenos papi, le respondió el niño y se fue contento, estaba medio motivado con el ejercicio.
Fueron pasando los días, el niño se fue portando bien Hasta que llegó el día Donde el hijo va y le cuenta a papá: papi Te cuento ya he sacado todos los clavos de la puerta, —muy bien hijo realmente hiciste un excelente trabajo, ahora vamos a ver tu puerta. Llegan hasta su puerta y la puerta estaba clavada, desclavada, rajada, partida de tanto clavar clavos y el papá le dice al hijo: "hijo mira, esa puerta esa puerta es como el corazón de las personas está lleno de heridas vos puedes lanzar un insulto, lo que es clavar un clavo, te puedes arrepentir y pedir disculpas, lo que es sacar un clavo, pero el hueco sigue ahí. Para evitar los problemas y dañarte a vos y a la gente es mejor callar y no decir nada"

Asamblea en la Carpintería


Cuentan que en una carpintería hubo una extraña asamblea, se reunieron todas las
herramientas discutiendo sus diferencias, en ese momento el martillo ejercía la presidencia, pero el resto le exigía su renuncia, ¿la causa? Hacia demasiado ruido, era rudo, y se pasaba todo el tiempo golpeando, El martillo aceptó su culpa, pero dijo: "si yo me voy, que se vaya también el destornillador", porque es muy vueltero da vueltas y vueltas y vueltas y nunca llega al punto central del objetivo. El destornillador acepta los argumentos y Dijo: ya, está bien, acepto, yo me voy, pero si yo me voy, también que se vaya la lija, es que es muy áspera para tratar a las cosas, no tiene tacto, las lastima. La lija aceptó dijo: "Bueno ya, yo me voy, pero si yo me voy también que se vaya la regla, esa regla se cree perfecta y siempre está midiendo a los demás.
En ese momento entró el carpintero, junto a todas sus herramientas e inició su trabajo, Utilizó el martillo, la lija, el metro y el destornillado, Cuando el carpintero se fue, las herramientas retomaron la discusión, La rústica madera se convirtió en un hermoso mueble, Pero el serrucho se adelantó a decir: Señores, quedó demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades, por eso en lugar de fijarnos en nuestras flaquezas, debemos concentrarnos en nuestras fortalezas” Entonces todos entendieron que el martillo era fuerte, el destornillador unía y daba fuerza, la lija era especial para limar las asperezas, y la regla era precisa y exacta. 

Moraleja 

Lo mismo sucede con los seres humanos. Cuando uno busca defectos en otra persona, surgen los problemas, al contrario, cuando se busca en los puntos fuertes de otro, florecen las mejores relaciones humanas. Es fácil encontrar defectos, cualquiera puede hacerlo, por eso tenemos que fijarnos en lo que nosotros hacemos y no fijarnos en lo que hacen los demás.

El Dibujo Milagroso

Había una vez una niñita que pasaba clases en un kínder,  y en general no prestaba mucha atención a la maestra y no sacaba buenas notas. Pero en una ocasión que estaban en una clase de dibujo, la niña se fue al fondo de la clase y comenzó a dibujar con mucha concentración, cosa que llamó la atención a la maestra, que en esta ocasión había cumplido las instrucciones, y la maestra al darse cuenta de esto, estaba muy atenta a la niña para reforzar estas conductas positivas que estaba emitiendo, o sea que pensó en acercase a ella para alentar su dibujo.
Ea así que fue caminando hasta el fondo y le preguntó: ¿Qué estás dibujando? y ella dijo “estoy dibujando a Dios”
—Si hija,  esta bien, pero, nadie sabe cómo es Dios, nunca nadie lo ha visto, y la niña le respondió: “pues lo veran en un minuto”.

Moraleja 

Los niños se arriesgan, hacen el intento, no tienen temor a equivocarse como nosotros los adultos, tienen una confianza sin límites, ¿qué nos pasó? 

Historia del Hombre Enamorado


Había una vez una pareja de enamorados que se amaba con locura, el hombre que estaba muy enamorado pero había un problema, estaban separados por un lago muy grande, inmenso, no solo eso, sino que pertenecían a países diferentes, de un lado  del lago era un país y del otro lado era otro país, no solo eso, sino que ambos países estaban en guerra y el lago era patrullado día y noche por soldados que derribaban cualquier cosa que flote sobre el lago, no solo eso, sino que el lago estaba lleno de pirañas asesinas, no solos eso, sino que era un lago casi congelado con un agua muy fría.
Y noche tras noche este hombre enamorado, se sumergía en ese lago nadando y zambulléndose por más de 3 horas, solo para ver por un momento a su amada, cuando este hombre al fin ponía los pies al otro lado de la orilla, llegaba cansado, extenuado, agotadísimo, al borde de la hipotermia y el congelamiento y por si fuera poco, canchoneado por un montón de pirañas, la mujer al verlo jadeando, sin energías, agotadísimo, se a cerca y le dice: cuchi cuchi, de verdad me quieres?
Esas palabras se clavaban en el pecho del hombre y esa era la raíz de la tragedia, el esfuerzo de nadar 3 horas, el agua congelada, la pirañas, los soldados, significaban poco para esa mujer. 
Lo que para ella era realmente importante eran solo 3 palabras que necesitaba escuchar: “si te quiero”. 

Moraleja 

Así es la mujer, necesita que todos los días se les diga que la quieres, que se les extraña, que se les valora, que se las ama y que te acordaste de ella, a pesar de las dificultades. 

El mendigo y el Rey

En un antiguo pueblo de Francia estaba un hombre pordiosero que pedía limosna todos los días, y como no hacía nada tenía mucho tiempo para pensar y estaba lamentándose de su suerte y de pronto ve a lo lejos una carroza, y pensaba: como quisiera que esa carrosa que viene allá, sea la carroza del rey y que doble por aquí y que se para a mi lado y que vea mi cara de pobre y que me regale una bolsa de oro así me hago rico, se imagina el mendigo, para buena suerte de este pobre era la carroza del rey y justo dobló por ahí y justo se paró a lado del pordiosero, entonces el rey se bajo de la carroza y lo vio al pobre hombre, entonces el mendigo pensó: “mi sueño hecho realidad, hoy me va a dar una bolsa de oro”.
Y entonces el mendigo coloca su más grande cara de pobre y miserable para que lo vea el rey, entonces el rey lo ve, le llama la atención y se acerca al mendigo y él se agacha, se arrodilla ante el mendigo, extiende su mano y le pide limosna al pobre y el mendigo se queda con la boca abierta pensando: el rey me está pidiendo limosna a mí? No es posible, y sorprendido y desconcertado, mete la mano a su bolsa de monedas y comienza a hurgar, haciendo que? Buscando la moneda más chiquita, se la da al rey, el rey la guarda se sube a su carroza y se va, el mendigo se queda furioso, “era mi oportunidad”, "maldito rey tacaño" agarra sus cosas las tira, tira su bolsita de monedas se caen al piso y justo la misma que le dio al rey estaba ahí, pero estaba convertida en oro, si le hubiera entregado toda la bolsa, toda la bolsa sería de oro, pues lo que le ofrezcas a la vida, la vida te paga.

La triste historia de los Elefantes del Parque Nacional Kruger


Hace un tiempo atrás en el parque nacional Kruger en Sudáfrica, encontraron varios rinocerontes blancos muertos, animales en serio peligro de extinción, esto nunca había pasado antes y no sabían que los estaban matando, después de estudiar la situación e investigar en profundidad, se dieron cuenta de que los que estaban asesinando cruelmente a esos rinocerontes, eran los elefantes, ahora, siempre hubo elefantes y rinocerontes en ese parque pero los elefantes jamás habían hecho algo así, después de otra investigación determinaron que los que habían cometido ese echo fueron un grupo de elefantes adolescentes de unos 20 años de edad, esos elefantes crecieron sin roles, sin modelo y sin autoridad, porque? Porque 20 años atrás, hubo una sobrepoblación de elefantes y estaban deforestando la zona y la única solución que vieron fue reducir la población de elefantes al 40%, pero a que elefantes creen que eligieron para matar?.
Eligieron a los más viejos, más grandes y más adultos, por ende los más sabios. y esos elefantes que sobrevivieron después de 20 años ya eran adolescentes los cuales no tuvieron a un papá o mamá matriarca que les muestre cómo comportarse, entonces a estos elefantes sin autoridad, estaban a punto de matarlos porque no encontraban otra solución, eran un peligro ya para los habitantes del lugar porque estaban comenzado a invadir algunas aldeas, pero como no querían quedarse sin elefantes tuvieron que usar el ingenio para encontrar una solución sin tener que matarlos, saben cuál fue la solución?.
¿Los encerraron? ¿Los amarraron?, no,  la solución fue traer a 3 elefantes adultos de otro parque y en un mes se solucionó el problema, estos elefantes jóvenes necesitaban alguien que los guiara, educara y mostrara el camino.
Algo similar está ocurriendo con nosotros los seres humanos, los jóvenes están creciendo sin los valores y normas que a nosotros nos sirvió tanto, esta habiendo una ausencia de padres y madres que se la pasan trabajando y privando de educación vital a sus hijos.

La historia de la Chiva



Dice que Había una vez un maestro que quería enseñarle una lección a su discípulo pero no existían las palabras para contarle, tenía que Mostrarle, entonces que hace el maestro? lo agarra a su discípulo y lo lleva hasta el barrio más pobre de la ciudad, llegan hasta el barrio más pobre y elige la casa más pobre. Imagínense, la casa más pobre del barrio más pobre.
 Llegan hasta la casa y tocan la puerta, que no era una puerta, era una lata en forma de puerta, para que vean lo pobres que eran esta familia, toca la puerta y sale un viejito jorobadito de barba blanca y el maestro le dice:
—Mire Señor, yo tengo que enseñar una lección a mi discípulo para eso necesitamos pasar una noche en su casa yo le pido por favor que nos permita dormir una noche  y nosotros te vamos a pagar bien", —¿Me van a pagar bien?, no hay problema pasen, dijo el anciano.
El maestro y el alumno entraron a la casita y era un solo cuarto 5 por 5 metros donde vivía toda la familia, el papa la mamá los tres hijos y los abuelos, el piso era de tierra las paredes de adobe, había huecos en el techo, un olor a basura, realmente muy humilde la familia. El discípulo  observa que esta familia no tenía ningún bien material, no tenían televisor, no tenían heladera, no tenían radio, el discípulo nota además que su único bien material, su bien más preciado era una Chiva, gracias a la Chiva esta familia podía mantenerse vendiendo leche.
Entonces el discípulo y el maestro  pasa la noche y duermen, y en la madrugada bien tempranito el maestro lo despierta a su discípulo y le dice: vení, vení vamos a ver esa Chiva, se acerca y le pregunta ¿qué opinas de la Chiva? —Linda la Chiva, flaquita pero debe dar arta leche, esta familia debe estar contenta con su chivita.
—Así es, dijo el maestro y en ese momento saco un puñal de su bolsillo y le clavó en la cabeza a la Chiva y la mató.
El alumno le dice al maestro: !vos estás loco¡, Cómo se te ocurre matar a la Chiva, sin está Chiva la familia se va a morir de hambre no van a poder hacer leche, mantequilla o queso, que te pasa en la cabeza, vos no piensas? el maestro se calló y se fue.
Pasó eso de un año y este pobre alumno sentía mucha culpa porque por culpa de él, el maestro mató a una pobre chiva para enseñale una lección que nunca aprendió. Pero después de un año se armó de coraje, se armó de valor y decide saber qué había pasado con esta familia, así que vuelva a pasar por ese Barrio, llega a esta casa pobre y la casa ya no estaba ahí,  estaba derrumba encima de esta casita estaba construido un edificio de 5 pisos y el alumno piensa: obvio, obviamente iba a pasar esto, al no tener su Chiva, está familia han tenido seguramente que vender su terreno, Qué pena, Qué tristeza, pero como todavía sentía mucha curiosidad decide tocar la puerta de este nuevo edificio para preguntar por los anteriores dueños.
Toca la puerta y sale el viejito jorobadito de barbita blanca y el discípulo le dice: usted? que hace aquí? es jardinero es portero? y el viejito le responde: no, esta es mi casa. —¿Cómo que su casa? si hace un año usted vivía en una casa llena de basura con hoyos en el techo, cuénteme, que ha pasado en este año?
—Bueno, más o menos hace un año, coincidiendo con la época en la que usted y su maestro vinieron aquí, unos maleantes envidiosos de nuestra chivita la mataron.
El viejito no sabía que fueron el maestro y su discípulo quiénes mataron a su Chiva. ¿Y qué hicieron? Le preguntó el discípulo. —Casi nos volvemos locos, respondió el anciano, estuvimos una semana sin poder comer queso, ni vender leche ni nada así que ni modo tuvimos que charquear la Chiva, tuvimos que vender su piel, nos alimentamos de su carne y fuimos hasta el mercado y vendimos el resto de la carne y con lo que nos pagaron nosotros compramos semilla de papá, de maíz, de arroz y eso sembramos y cosechamos en nuestra huertita, y nos alimentamos de eso, y lo que sobraba íbamos al mercado campesino y lo vendíamos.
Con el tiempo comenzamos a sembrar y cosechar grandes cantidades de arroz, grandes cantidades de papá, grandes cantidades de choclo y gracias a eso nos hicimos un puestito en el mercado, y eso lo vendíamos.
Con el tiempo comenzamos a exportar papá al Brasil a exportar maíz a Chile a exportar arroz a la Argentina, me convertí en un empresario ahora soy millonario mis hijos tienen su cuarto propio tengo un garaje con 3 autos y un camión, me fue muy bien.
Recién en ese momento, el pobre alumno después de un año, se dio cuenta de cuál era la famosa lección que le quería enseñar su maestro. Hasta aquí, ustedes ¿cuál creen que es la lección que le quería enseñar este maestro a su discípulo?
Si lo pensaron bien se habrán dado cuenta que está chivita mantenía atados a la familia a una vida de mediocridad, ellos se conformaban con lo que tenían, al morir la Chiva se vieron en la obligación y la necesidad de buscar otras alternativas, buscar otra solución. Ahora, esa Chiva  no es una Chiva, con cuatro patas y una cola, la Chiva es una idea, un pensamiento, una palabra que yo me repito, que me impide a mí mismo progresar, me impide ver otras opciones, salir adelante y crecer. Ejemplo: "Yo soy así no voy a cambiar y A quién no le gusta que se vaya" Yo los invito a ustedes a que identifiquen Cuáles son sus chivas que tienen adentro, cuales son esas frases que se repiten y las maten. Cuando uno tiene un trabajo que le paga mal que ni siquiera le alcanza para cumplir con los gastos básicos, es fácil toma la decisión: "yo me buscó otro trabajo" y listo pero cuando uno tiene un trabajo que más o menos sirve, es fácil conformarse con lo que uno tiene.
Esta es una adaptación de la famosa historia de la vaca de Camilo Cruz contada de manera distinta y coloquial para variar.

El jardín de los Narcisos


Claudia, mi hija, quien vive en otro país, me había insistido varias veces diciéndome:

Mami, algún día tienes que venir en primavera para ver los narcisos antes de que se acaben, es todo un espectáculo.

Yo quería ir, pero vivía tan lejos y los pasajes eran tan caros.

Iré muy pronto —le prometí cierto día cuando llamó por décimo cuarta vez.

Un día finalmente pude ahorrar y darme tiempo para hacer el viaje. Cuando llegué yo pensaba que me iba a decir lo mucho que me extrañó y que estaba muy contenta de que yo haya hecho ese sacrificio para ir a verla, pero lo primero que me dijo fue "vamos a ver esos narcisos de los que te hable"

 Pero hija, contame como estas, como está tu marido? Y me dijo:

—Bueno, pero primero vamos a ver los narcisos. Es muy cerca, mamá, nunca te perdonarías haberte perdido esta experiencia.
Caminamos por unos 20 minutos y llegamos hasta un letrero que decía: «Jardín de los Narcisos». Caminamos unos minutos más hasta llegar a la cima de una colina y delante de mí estaba la vista más gloriosa de un campo de flores.

Parecía una enorme mar de oro derramada desde la cumbre de una colina y sus laderas. Las flores estaban sembradas en diferentes diseños de grandes franjas de varios colores: anaranjado, amarillo rojo, verde. Cada variedad de diferente tono estaba plantada en grupos, de tal manera que ondulaban como un solo río, con su propio y único color. Había unas dos hectáreas y media de flores.
—¿Quién hizo esto? —le pregunté a mi hija. ¿la alcaldía, la gobernación, una empresa privada?
—No, Una sola mujer nada más. Vive en aquella casa chiquita.
Caminamos un poco y en el patio nos entrevistamos con la anciana. De inmediato nos puso al corriente:
Sé que se estarán haciendo varias preguntas. La primera de ellas es que en ese terreno que acaban de ver hay sembrados más o menos cuarenta mil bulbos que, desde 1980, yo misma, con mis manos, he cultivado uno por uno hasta que tuve la satisfacción de verlos florecer en primavera. Y después de eso, en muchas primaveras más.
Miré a mi hija quien me sonreía como loca. Y luego pensé en esta mujer quien, por casi cuarenta años, había empezado a traer un bulbo cada vez a esta colina. Plantándolos año tras año, había cambiado para siempre el paisaje y el espacio en que se movía. Y nos había dado a todos los extraños que hemos estado allí, bajo el cielo, el deleite de ver la más asombrosa muestra de colores que yo había conocido en mi vida.
El Jardín de los Narcisos me enseñó que uno de los grandes principios de la vida consiste en aprender a movernos hacia nuestras metas y deseos avanzando un paso cada vez.
Cuando multiplicamos nuestro tiempo libre con pequeños incrementos de esfuerzo diario, encontraremos que podemos realizar cosas magníficas. Podemos cambiar nuestra vida y de paso, dar satisfacciones a los demás.
De cierto modo esto me pone triste —le dije a mi hija. ¿Qué habría logrado yo si hubiese comenzado una meta maravillosa hace unos treinta y cinco o cuarenta años, y hubiese trabajado esa meta a través de todos esos años? ¡Nada más piensa en lo que yo hubiera realizado!
La anciana me dijo una frase directa y sencilla que nunca olvidaré en mi vida, me dijo: Empieza mañana. Yo comencé a los 50 años. 
La verdad es que nunca es tarde para arrancar

Llenen sus Vidas



Un experto estaba dando una conferencia a un grupo de profesionales. Para dejar en claro cierto punto, utilizó un ejemplo que aquellos profesionales jamás olvidaron. Parado frente al auditorio de esa gente tan exitosa, dijo:
Quisiera hacerles un «pequeño examen». De abajo de la mesa sacó un jarro de vidrio, dt boca ancha, y lo puso sobre la mesa frente a él. Luego sacó una docena de piedras del tamaño de un puño y empezó a colocarlas una por una en el jarro. Cuando el jarro de vidrio estaba lleno hasta el tope y no podía colocar más piedras, preguntó al auditorio:
—¿Está lleno este jarro?
Todos los asistentes al unísono dijeron: ¡! Entonces, dijo:
—¿Están seguros?
Y enseguida sacó de abajo de la mesa un balde con piedras más pequeñas. Echó un puñado de esos guijarros en el recipiente y lo movió haciendo que las piedras pequeñas se acomodaran en el espacio vado entre las grandes. Cuando hubo hecho esto, preguntó de nuevo:
—¿Está lleno este jarro?
Como esta vez el auditorio ya suponía lo que vendría, uno de los asistentes dijo en voz alta: «Probablemente, no».
—Muy bien.
Sacó el expositor de debajo de la mesa un balde lleno de arena y empezó a echarlo en el jarro. La arena se acomodó en el espacio entre las piedras grandes y las pequeñas. Una vez más preguntó al grupo:
¿Está lleno el jarro?
Esta vez varias personas respondieron en coro: ¡No!
—¡Muy bien!
Luego sacó una vasija llena de agua y la echó al jarro hasta llenarlo. Cuando terminó el procedimiento, miró hacia el auditorio y preguntó:
¿Cuál creen ustedes que es la enseñanza de esta pequeña demostración?
Uno de los espectadores levantó la mano y dijo:
La enseñanza es que no importa qué tan lleno esté tu horario, si de verdad lo intentas, siempre podrás incluir más cosas…
—No —replicó el expositor—, esa no es la gran lección; la verdad de esta demostración es que si no colocas las piedras grandes primero, no podrás ponerlas en ningún otro momento. Debes anteponer siempre tus mayores prioridades, luego, en los espacios vacíos podrás colocar otros objetivos más pequeños.

Ella Vale 9 Canoas


Dos marineros amigos, Jacques y Henri, trabajaban en un buque carguero por el mundo, y andaban todo el tiempo juntos. Cada vez que llegaban a un puerto, bajaban a tierra a beber y a conquistar chicas. Un día desembarcaron a una isla del Pacífico, en la Polinesia Francesa, y fueron al pueblo a divertirse.
En el camino se cruzaron con una muchacha que estaba lavando ropa en un pequeño arroyo. Jacques se detiene a conversar con ella. Le hace preguntas sobre la isla, sobre las costumbres de la gente, se interesa en saber más de ella como persona, lo que quiere hacer en la vida, lo que piensan sus padres de los forasteros y muchas otras curiosidades de ese tenor. La chica lo escucha con atención y va respondiendo con firmeza e inteligencia, y con cierta timidez, las preguntas de Jacques. La charla dura un largo rato.
Henri se queda al margen de la conversación, pero al notar que esa mujer no es nada del otro mundo, le dice a su amigo que no pierda el tiempo, que debe haber chicas más bellas en el pueblo. Sin embargo, el otro insiste en continuar el diálogo y así se va casi toda la tarde.
La mujer ha aceptado la charla de Jacques sin dejar de hacer sus tareas con la ropa hasta que, finalmente, le dice al marinero que las tradiciones del lugar le impiden hablar demasiado tiempo con un hombre, salvo que este manifieste la intención de casarse con ella. Dado el caso, entonces debe hablar primero con su padre, quien es el jefe del pueblo.
Jacques acepta y le dice:
Está bien. Llévame ante tu padre. Si es así, ¡quiero casarme contigo!

El amigo, cuando escucha esto, no lo puede creer y le dice a Jacques:
—¿Por qué te metes en problemas? Hay un montón de mujeres más lindas en el pueblo. ¿Para qué tomar una decisión tan precipitada?
—No es una broma Henri. Me ha interesado mucho esta muchacha, es inteligente y fina; me quiero casar con ella. Espero ver a su padre para pedir su mano.
Y sin escuchar a su amigo, Jacques siguió a la mujer al encuentro con el jefe de la aldea. El marinero le expone ampliamente sus deseos, mientras el jefe de la tribu lo escucha con cuidado. Enseguida le manifiesta que en esa aldea la costumbre era pagar una dote por la mujer elegida para casarse. Le dice que tiene varias hijas, y que el valor de la dote varía según las cualidades de cada una de ellas: por las más hermosas y más jóvenes se debían pagar nueve canoas, y como él tenía otras hijas no tan hermosas y jóvenes, pero excelentes cuidando los niños y cocinando, esas valían siete canoas; y así iba disminuyendo el valor de la dote de acuerdo con los atributos de cada una.
El marino le explica que había elegido a la chica que vio lavando ropa en un arroyo, y el jefe le dice que esa hija, por no ser de las más agraciadas, le valdría solo tres canoas.
Está bien —respondió Jacques—, me quedo con la mujer que elegí y pago por ella nueve canoas.
El padre de la mujer, al escucharlo, le dijo:
Usted no entiende. La mujer que eligió cuesta tres canoas, mis otras hijas, más jóvenes y bellas, cuestan nueve canoas.
—Entiendo muy bien —respondió nuevamente Jacques—. Me quedo con la chica que elegí, pero pago por ella las nueve canoas.
Ante la insistencia del hombre, el padre, pensando que siempre aparece un chiflado, aceptó y de inmediato comenzaron los preparativos para la boda lo antes posible. Henri no lo podía creer y pensó que Jacques había enloquecido de repente, que se había enfermado de algo, o que se había contagiado de un raro delirio tropical. Pero finalmente, el hombre se casó con la mujer nativa, su amigo fue testigo de la boda y a la mañana siguiente Henri partió en el barco, dejando en esa isla a su compañero de toda la vida.
El tiempo pasó y Henri siempre se preguntaba por la suerte de su amigo en aquella isla lejana. Hasta que un día, años después, el itinerario de un viaje lo llevó al mismo puerto donde se había despedido de él. Ansioso por saber qué le había sucedido, saltó al muelle y comenzó a caminar hacia el pueblo.
En el camino se cruzó con un grupo de gente que venía marchando por la playa, llevando en alto y sentada en una silla a una mujer bellísima. Todos entonaban canciones, obsequiaban flores a la mujer y ésta los retribuía con pétalos y guirnaldas. Henri creyó que estaban en fiestas, pasó de largo y prosiguió en busca de su amigo.
Cuando se encontró con Jacques se abrazaron como lo hacen dos buenos amigos que no se ven durante mucho tiempo. El marinero no paraba de preguntar: ¿Y cómo estás? ¿Te acostumbraste a vivir aquí? ¿Te gusta esta vida? ¿No quieres volver? Finalmente, se atrevió a preguntarle:
—¿Y cómo está tu esposa?
Al escucharlo, su amigo Jacques le respondió:
Muy bien, espléndida. Es más, creo que la viste llevada en andas por un grupo de gente en la playa que festeja su cumpleaños.
Henri, al recordar a la mujer poco agraciada que años atrás habían encontrado, le preguntó si se había separado y tenía una nueva esposa más bella.
No. Es la misma muchacha que encontramos lavando ropa años atrás.
—¡Pero cómo! La que vi en la playa es muchísimo más hermosa, femenina y agradable, ¿cómo puede ser?, preguntó el marinero.
—Muy sencillo —respondió Jacques—: me pidieron de dote tres canoas por ella, y ella misma creía que valía solo tres canoas. Pero yo pagué por ella más canoas, la traté y la consideré siempre como una mujer de nueve canoas. La amé y la amo como a alguien de esa valía y ella se ha transformado en una mujer de nueve canoas.

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