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sábado, 6 de agosto de 2022

Sé Como Un Muerto

Este era un venerable maestro, que en sus ojos había un reconfortante destello de paz permanente. Sólo tenía un discípulo, al que paulatinamente iba impartiendo las enseñanzas de los sabios. El cielo se había teñido de una hermosa tonalidad de naranja-oro, cuando el maestro se dirigió al discípulo y le ordenó:

Querido mío, mi muy querido alumno, acércate al cementerio y, una vez allí, con toda la fuerza de tus pulmones, comienza a gritar toda clase de halagos a los muertos. El discípulo caminó hasta un cementerio cercano. El silencio era sobrecogedor. Quebró la apacible atmósfera del lugar gritando toda clase de elogios a los muertos. Después regresó junto a su maestro.

¿Qué te respondieron los muertos?, preguntó el maestro. Nada dijeron. En ese caso, mi muy querido amigo, vuelve al cementerio y lanza toda suerte de insultos a los muertos. El discípulo regresó hasta el silente cementerio. A pleno pulmón, comenzó a soltar toda clase de ofensas contra los muertos. Después de unos minutos, volvió junto al maestro, que le preguntó al instante:

¿Qué te han respondido los muertos? De nuevo nada dijeron repuso el discípulo. Y el maestro concluyó: Así debes ser tú: indiferente, como un muerto, a los halagos de unos y a los insultos de los otros.

Moraleja

Quien hoy te halaga, mañana te puede ofender y quien hoy te ofende, mañana te puede halagar. No seas como una hoja a merced del viento de los halagos e insultos. Permanece en ti mismo más allá de unos y de otros.

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