En una ocasión, un señor
estaba vendiendo algunas baratijas en una esquina y un rico comerciante se acercó para
comprarle un corta uñas. Pasaron algunos meses, y ambas personas coincidieron
en el viaje de un banco, el rico comerciante reconoció al humilde vendedor, caminó hacia él
y lo saludó amigablemente con esta frase: —Hola colega, usted es el pequeño empresario a quien compré un corta uñas, muy
bueno por cierto, gracias. El sólo hecho de haberlo llamado “colega” y
“empresario” le dio tanta confianza y seguridad al humilde vendedor, que desde
aquel momento, sus pequeños negocios crecieron y se convirtieron en grandes negocios, se han multiplicado sus trabajos y ahora tiene seis puestos
fijos y dos semifijos donde da empleo a más de diez personas.
Moraleja
A veces un pequeño gesto puede hacer una gran diferencia, la humildad del grande, engrandece la confianza del pequeño.
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