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martes, 5 de julio de 2022

Quemar Las Naves

 


Alrededor del año 335 A.C., al llegar a la costa de Fenicia, Alejandro Magno debió enfrentar una de sus más grandes batallas. Al desembarcar, vio que los soldados enemigos superaban tres veces el tamaño de su gran ejército. Pero, además, sus hombres estaban agotados y no encontraban fuerza para enfrentar la lucha, habían perdido la fe y se daban por derrotados. El temor estaba acabando con aquellos guerreros que alguna vez fueron invencibles.

Cuando Alejandro hubo desembarcado sus tropas en la costa enemiga, dio la orden de que fueran quemadas todas las naves. Mientras los barcos se consumían en llamas y se hundían en el mar, reunió a sus hombres y les dijo: Observen cómo se queman nuestros barcos, esa es la única razón por la que debemos vencer esta batalla, ya que, si no ganamos, no podremos regresar a nuestros hogares y ninguno de nosotros podrá volver a ver a su familia nuevamente, ni podrá abandonar esta tierra que hoy despreciamos. Debemos salir victoriosos en esta batalla, pues sólo hay un camino de vuelta a casa, y es por mar. Caballeros, cuando regresemos a casa, lo haremos de la única forma posible: en los barcos de nuestros enemigos. El ejército de Alejandro venció en aquella batalla, y regresó a su tierra a bordo de las naves conquistadas.

Moraleja

Los mejores hombres no son aquellos que han esperado las oportunidades, sino los que las han buscado y aprovechado a tiempo, los que las han asediado, los que las han conquistado.

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