Había una vez una pareja de enamorados que se amaba con locura, el hombre que estaba muy enamorado pero había un problema, estaban separados por un lago muy grande, inmenso, no solo eso, sino que pertenecían a países diferentes, de un lado del lago era un país y del otro lado era otro país, no solo eso, sino que ambos países estaban en guerra y el lago era patrullado día y noche por soldados que derribaban cualquier cosa que flote sobre el lago, no solo eso, sino que el lago estaba lleno de pirañas asesinas, no solos eso, sino que era un lago casi congelado con un agua muy fría.
Y noche tras noche este hombre enamorado, se sumergía en ese lago nadando y zambulléndose por más de 3 horas, solo para ver por un momento a su amada, cuando este hombre al fin ponía los pies al otro lado de la orilla, llegaba cansado, extenuado, agotadísimo, al borde de la hipotermia y el congelamiento y por si fuera poco, canchoneado por un montón de pirañas, la mujer al verlo jadeando, sin energías, agotadísimo, se a cerca y le dice: cuchi cuchi, de verdad me quieres?
Esas palabras se clavaban en el pecho del hombre y esa era la raíz de la tragedia, el esfuerzo de nadar 3 horas, el agua congelada, la pirañas, los soldados, significaban poco para esa mujer.
Lo que para ella era realmente importante eran solo 3 palabras que necesitaba escuchar: “si te quiero”.
Moraleja
Así es la mujer, necesita que todos los días se les diga que la quieres, que se les extraña, que se les valora, que se las ama y que te acordaste de ella, a pesar de las dificultades.
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