martes, 19 de julio de 2022

Un Ermitaño En La Corte

En la corte real tuvo lugar un fastuoso banquete. Todo se había dispuesto de tal manera que cada persona se sentaba a la mesa de acuerdo con su rango. Todavía no había llegado el rey al banquete, cuando apareció un ermitaño muy pobremente vestido y al que todos tomaron por un pordiosero. Sin vacilar un instante, el ermitaño se sentó en el lugar del rey. Este insólito comportamiento indignó al primer ministro, quien, ásperamente, le preguntó:

¿Acaso eres un visir? Mi rango es superior al de visir, repuso el ermitaño.

¿Acaso eres un primer ministro? Mi rango es superior al de primer ministro.

Enfurecido, el primer ministro inquirió:

¿Acaso eres el mismo rey? Mi rango es superior al del rey.

¿Acaso eres Dios? preguntó mordazmente el primer ministroMi rango es superior al de Dios. Fuera de sí, el primer ministro vociferó:

¡Nada es superior a Dios!

Y el ermitaño dijo con mucha calma: Ahora si descubriste mi identidad. Esa nada soy yo.

Moraleja

Más allá de todas las categorías y dualidades, del ego y la soberbia, está aquel que ha liberado su mente.

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