En una noche clara de un fin de semana cualquiera, un borracho iba caminando
y tambaleándose por las calles hasta que llegó a un puente, se detuvo un momento cuando se encontró
con un viejo amigo que iba pasando por allí. Se apoyaron en la barandilla y estuvieron charlando un rato
sobre sus aventuras, pasado un tiempo, comenzaron a contemplar el río. –¿Qué
es eso que hay allí abajo?, preguntó de pronto el borracho. –Es la
luna”, le respondió su amigo. El borracho volvió a mirar, asintió incrédulo
con la cabeza y dijo: –Sí, claro, pero ¿Cómo demonios han llegado ahí abajo
la luna?
Moraleja
Como
dicen los maestros orientales: “Cuando el Sabio señala la luna, el idiota no
ve más que el dedo”. Las palabras no son un reflejo fiel de la realidad,
solo son indicios que nos da la vida.
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